Es muy común escuchar alabanzas sobre el vino que ha sido conservado por años; sin embargo, esto ha llevado a los consumidores a dudar del vino joven. Lo cierto es que el vino tiene muchas bondades y un sabor increíble, independientemente de su tiempo de conservación.
El vino tiene muchas virtudes, en eso todos estamos de acuerdo. Cuando se trata de resaltarlas, utilizamos palabras como reserva, envejecimiento y crianza. Hoy hablaremos sobre la crianza. ¿Quieres saber qué significa y qué tiene que ver con el vino? ¡Lee esto!
¿Qué es un vino joven?
El envejecimiento de un vino no es necesariamente sinónimo de calidad. Esto solo hace referencia a que el vino se ha guardado a través del tiempo para otorgarle características diferentes. Cada bebida es espectacular a su manera y conservando su propia variedad.
Ahora bien, hablamos de vino joven al referirnos a un vino que no tiene crianza en barrica o botella. Es decir, son vinos del año y se caracterizan por ser bastante agradables durante la cata. El vino joven no ha tenido un proceso de envejecimiento luego de la fermentación alcohólica.
Se trata de una bebida que está lista para consumo después de un par de meses de su producción. Al pedir un vino del año, en efecto estamos hablando de un vino nacido en los últimos 12 meses.
Los vinos jóvenes han sido diseñados para ser consumidos en un periodo corto. El cuerpo del vino contiene taninos y antocianos, sustancias químicas presentes en la piel y semillas de la uva. La capacidad de un vino depende de cuántos taninos y antocianos tenga.
Un vino joven tiene menor carga tánica, logrando un sabor suave y dulce desde su primer día de producción. Las uvas utilizadas para los vinos jóvenes provienen normalmente de viñedos jóvenes; sin embargo, este no es un determinante. Cualquier uva se puede utilizar para obtener un vino joven excelente, solo es importante ser cuidadosos en el proceso de realización del vino.
Características de un vino joven
Como se mencionó en un principio, la característica principal del vino joven es que no se conservó en barricas de madera de roble. Son vinos que están “recién” hechos; y las características que los diferencian de los vinos envejecidos son muy fáciles de identificar.
Los aromas frutales son característicos de los vinos jóvenes. Su aroma es suave y dulce; si prestas atención, puedes sentir la presencia de frutas como la frambuesa, la fresa, la cereza, y la pera. Con respecto a los aromas, es normal encontrar fragancias florales, como la de la rosa, el jazmín y las violetas. En olores secundarios, podemos apreciar aromas de fermentación dignos del pan y del bizcocho. El nivel de acidez del vino joven viene junto con colores vivos y brillantes. Su concentración de alcohol es de alrededor de 12 grados.