La mayoría de nosotros conoce tres tipos fundamentales de vinos: tinto, blanco y rosado. Aunque existen más, como lo son el espumoso y el vino “generoso”, estos tres son los vinos más populares y los que no pueden faltar en una bodega o colección personal.
Beber vino es parte de la cultura gastronómica, especialmente en Europa y se usa tanto para ocasiones especiales como para beber en un día tranquilo al finalizar la jornada o al tener tu comida favorita del día. ¡Todos hemos disfrutado de una buena copa de vino!
Elegir qué tipo de vino deseas beber puede llegar a convertirse en una decisión complicada. Elegir entre blanco, rosado o tinto no es tan sencillo si no conoces los aspectos básicos sobre cada uno.
Para eso hicimos este artículo, ¡aquí te los mencionamos!
Vino blanco: uno de los vinos más populares y finos
Amarilloso, dorado y hasta verdoso, este vino siempre tiene un color claro. Hay dos maneras de elaborarlo; la primera es usando uvas claras o rojas que NO tengan cáscaras o semillas. La calidad de este vino depende del procedimiento de elaboración.
La gran ventaja de tomarte un vino blanco es que siempre lo sentirás ligero y refrescante, mucho más que un vino tinto.
Un dato curioso es que los vinos blancos secos, sin importar que sean espumosos o tranquilos, vienen con una menor cantidad de azúcar. Las personas que prefieren este vino lo eligen por la sedosidad, aroma y sensaciones que ofrece la madera de la barrica de roble donde lo almacenan para que se fermente.
Vino tinto: un clásico entre los clásicos
Probablemente sea uno de los vinos más conocidos y escuchados por las personas. Entre los vinos más populares es el que se lleva la corona.
El vino tinto es fácil de identificar debido a su característica principal: su color oscuro. Su proceso de elaboración es diferente al del vino blanco. Se hace con las uvas más azuladas o las más rojas.
Durante todo el proceso, el jugo claro de la uva toca la piel fina del fruto y las semillas y es cuando adquiere tanino, una sustancia química con pigmentos que le otorga ese color oscuro tan distintivo. El proceso de fermentación debe hacerse a los 25°C para que así el color sea más intenso. Los vinos tintos son de los favoritos, además de su sabor, por ser el tipo de vino con menos cantidad de azúcar de todos.
Vino rosado
Este vino es conocido como Rosé y seguramente lo has escuchado en algunas películas o canciones. El procedimiento para elaborarlo es similar al del vino tinto, solo que no se permite que el jugo esté en contacto con la piel durante mucho tiempo para que la tonalidad sea más clara.
Aquí el truco es hacer que se absorba menos cantidad de tanino (la sustancia de la que ya te hablamos arriba). De esta manera, el vino rosado tiende a tomarse más fresco. Tiene un buen nivel de acidez, es muy frutal y fresco por sí solo.
Son los tres tipos de vino más comunes y los que seguramente probarás en medio de una comida, una cita o cualquier aventura gastronómica. Nosotros te recomendamos el más popular, ¡el vino tinto!
Pero por supuesto, siempre dependerá de tus preferencias. ¡Ya nos contarás!