¿Qué son los injertos?
A mediados del siglo XIX llegó a Europa la peor plaga que jamás haya sufrido la vid, la filoxera, un insecto que devora las raíces y acaba matando a la planta.
Nativo de Norte América llegó a Europa mediante especímenes botánicos recogidos en la época victoriana y logró sobrevivir al atlántico debido a la mejora en los tiempos de viaje al introducirse el barco de vapor.
La filoxera casi acaba con los viñedos europeos hasta que se descubrió que las variedades americanas, que habían convivido con el insecto, eran inmunes a su ataque. Por ello la solución fue el injerto. Esta técnica consiste en unir los tejidos de la parte aérea de la planta con la parte radicular cuando estos son muy jóvenes. Una vez que los epitelios forman un callo y se fusionan injerto y portainjerto se comportan como una sola planta. De este modo, la vid injertada, que posee raíz americana es resistente a la filoxera y no deja que el insecto evolucione permitiendo así que el injerto, parte aérea europea, se desarrolle sin problemas.
Actualmente todo el viñedo europeo, a excepción de algunas cepas que resisten en suelos arenosos donde la filoxera no sobrevive, es injertado. La técnica del injerto es además de enorme ayuda a la hora de diseñar la plantación. Existen viveros especializados en los que le viticultor puede adquirir la combinación de un injerto, coherente con la climatología de la zona, y un porta injerto, que se adapte a las condiciones de suelo. Aunque en ocasiones se ha vuelto a injertar directamente en viñedo, está técnica es muy costosa y muchas vides rechazan el nuevo injerto. Existen multitud de combinaciones y la elección correcta es fundamental para obtener las mejores uvas y por lo tanto los mejores vinos.