En el mundo existe una gran variedad de vinos, hechos para deleitar el paladar de los comensales. Las uvas se han diversificado y ahora son utilizadas para hacer diferentes tipos de vino que acompañen en los momentos y comidas más especiales.
El día de hoy nos centraremos en el vino blanco y el vino tinto; ambos poseen vitaminas y minerales que ayudarán a tu cuerpo. Puede que para un paladar nuevo se parezcan, pero hay grandes diferencias entre ellos.
Las uvas y el color
Las uvas son el elemento clave al momento de elaborar un vino; las uvas rojas son las que se acostumbran a utilizar para elaborar un vino tinto; mientras que, para el vino blanco, se utilizan uvas blancas.
Un dato curioso es que la mayoría de los vinos en el mercado fueron hechos a raíz de una uva llamada vitis vinífera. Los científicos aseguran que las primeras uvas de esta especie fueron negras, y que una mutación natural posterior trajo las uvas blancas al escenario. Y aquí es donde comienza la primera diferencia.
El color del vino se debe a la piel de la uva, pues ahí se encuentran los pigmentos; el vino va a adquirir el color que tenga durante el proceso de maceración. Pero, en el caso del vino blanco, antes de que este proceso de fermentación se intensifique, se separan los sólidos del néctar.
Aromas y sabores
El olor y el sabor del vino blanco y del vino tinto no son iguales. Los vinos tintos tienen más presencia de taninos maduros, por lo que son menos ácidos que los blancos. Esto también ayuda a que el vino mantenga por más tiempo su textura y estructura, apoyando el proceso de envejecimiento y mejorando el sabor durante la reserva.
Por su parte, los vinos blancos poseen taninos verdes que le dan una textura áspera a la bebida. En el mercado puede que encuentres vinos blancos de baja acidez, ya que su composición se hizo con uvas más aromáticas; el vino blanco normalmente es de sabor ácido y olores frutales.
¿Blanco o tinto?
El vino blanco puede ser utilizado como un gran aperitivo y acompaña bien a los mariscos y platos grasos; mientras que el vino tinto es ideal para carnes rojas y platos de intenso sabor y aroma. Aún así, elegir sólo uno de ellos cuando se trata de un día normal, es toda una tarea.
El vino tinto es más rico en calorías y minerales, y su grado de alcohol es más alto que el del vino blanco. Al final del día, ambos tienen propiedades antibacterianas y son un deleite al paladar, ¡salud!