Conocer las figuras de calidad presentes en las etiquetas de los vinos nos ayuda a conocer su origen y calidad. A nivel europeo, y desde 2009, existen dos figuras de calidad. Los vinos PDO, vinos de denominación protegida y los PGI, vinos con indicación geográfica.
Los PDO representan lugares específicos con tradición vinícola y factores que influyen directamente en la calidad y características del vino. Las uvas provienen enteramente del área geográfica designada y la producción tiene lugar en la misma.
En España esta clasificación se corresponde con los vinos de Denominación de Origen. Dentro de este apartado se encuentran las Denominaciones de Origen Calificada de Rioja y Priorat. Ambas regiones son DO con más de 10 años de antigüedad y con estrictos criterios de calidad que les han hecho ganar prestigio. Asimismo también dentro de los PDO encuadramos los Vinos de Pago. Creados en 2003, hacen referencia a bodegas específicas con gran reputación y en cuya tierra tradicionalmente se ha cultivado la vid. Finalmente existen los Vinos de Calidad con Indicación Geográfica. Los criterios son menos estrictos que en el caso de las DO y tras 5 años pueden solicitar convertirse en DO.
Los PGI son vinos que provienen de un área concreta. Es lo se conocía como vino de mesa y ahora como Vinos de la Tierra. Son vinos que también deben su calidad y características a la zona de la que provienen. El 85% de la uva debe provenir del área designada y la producción debe llevarse a cabo en la misma. Dentro de los Vinos de la Tierra se encuentran vinos de una calidad excepcional pero que no pertenecen a ninguna DO. Esto se debe a que no existe ninguna en su zona, o a que no cumplen con algún requerimiento de su denominación como el uso de determinadas variedades o una elaboración no autorizada.