El sumiller es la persona ligada al servicio y consejo del vino y es quién se encarga de gestionar las referencias en la bodega de su establecimiento.
Debido a todo lo que se espera de estos profesionales, un buen o buena sumiller además de tener unas maneras y un trato excelentes, es humilde y sabe escuchar y está dispuesto a seguir aprendiendo. Asimismo poseer habilidades pedagógicas, carisma y una alta capacidad organizativa le ayudan a transmitir mejor y a tener al día la gestión del stock de la bodega.
Un buen servicio de vinos, normalmente va asociado a una buena comida. Si un restaurante tiene entre su equipo la figura del sumiller, ha hecho una apuesta de valor importante. Creer en el vino como un factor diferenciador y como elemento indispensable a la hora de tener una experiencia gastronómica completa, es una muy buena señal. Por esa razón, el o la sumiller además de conocer profundamente la carta de vinos, está al tanto de los platos que se sirven en su restaurante y de sus posibles maridajes. Es la persona que mejor nos puede orientar en ese sentido.
El sumiller debe guiar al cliente y debe hacerlo sin presumir de cuanto sabe. Simplemente debe entablar una conversación con nosotros interesándose por nuestras preferencias, cuánto dinero estamos dispuestos a gastar o hasta que punto queremos arriesgar en nuestra elección.
Será la persona encargada de presentarnos el vino con elegancia, de abrirlo con profesionalidad delante nuestra y asegurarse que está en buenas condiciones. El sumiller debe servir siempre una muestra de vino confirmar que es de nuestro agrado y dejar el vino en la mesa en las condiciones adecuadas. Asimismo deberá mantener el servicio del vino durante toda la comida rellenando copas sin agobiar o interrumpir. En definitiva debe llevarnos de la mano y del disfrute del vino algo fácil y gratificante.