Argentina lleva siglos proLo más importante en la cata de un espumoso es elegir la copa adecuada.
Las copas tipo flauta son las más aconsejadas ya que facilitan la formación de la burbuja. Al ser más alargada permite a la burbuja viajar a través de una distancia mayor hasta la superficie. Al ser además más estrecha conserva mejor los delicados aromas.
En la fase visual al igual que en los vinos tranquilos evaluamos su claridad, intensidad y color. Lo realmente interesante a evaluar en esta fase es el aspecto de la burbuja. El tamaño de la burbuja es proporcional a la temperatura de fermentación. Un espumoso con burbuja pequeña es sinónimo de una elaboración a bajas temperaturas y por lo tanto de una mayor calidad. Otro aspecto interesante a contemplar es la formación del rosario, o lo que es lo mismo, un hilo continuo de burbujas que asciende por la copa y que también es sinónimo de calidad. Estas burbujas que ascienden cuando llegan a la superficie forman la corona. Esta corona puede estar formada por distintos anillos de burbujas y ser más o menos abundante. La persistencia y cantidad de estas burbujas también son indicadores de calidad.
En la fase olfativa podemos encontrar aromas primarios provenientes de la uva. Los más típicos son la fruta cítrica, fruta de hueso o fruta roja en el caso de los rosados. Por otro lado, y dado que los vinos espumosos pasan por lo general por una segunda fermentación en botella y una crianza con sus lías, es frecuente encontrar aromas a bollería y pastelería típicos de la autolisis de estas levaduras.
Finalmente en boca es importante describir además de la acidez, el alcohol, el cuerpo y los sabores, la textura de las burbujas. Esta textura puede ser agresiva, cremosa o delicada dependiendo de la calidad del vino que tengamos delante.